Lecciones de una carrera poco lineal en Behavioral Science
- Silvia Cottone

- hace 1 día
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Recientemente tuve el privilegio de participar como guest speaker en una másterclass del Programa Especializado en Behavioral Design en la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) organizada por Carlos Hoyos, fundador de Behavioral Pills.
En la charla recorrí mi camino profesional, desde mis inicios como consultora en ciencias del comportamiento hasta mi rol actual en el equipo de Marketing de BeWay Consulting, la consultora de ciencias del comportamiento con mayor presencia en el sector privado.
Fue una de esas conversaciones que te invitan a mirar hacia atrás no solo para contar lo que hiciste, sino para entender por qué lo hiciste. Así que quiero compartir aquí algunas de las ideas centrales que guiaron la conversación y que, espero, puedan inspirar a quienes están explorando cómo aplicar las ciencias del comportamiento en el mundo real.

1. No hace falta tener todo claro, pero sí tener algo que te mueva.
Cuando empecé, no existía un “plan de carrera” definido. Lo que sí tenía era una intuición clara: quería entender cómo las personas realmente piensan, sienten y actúan, y usar ese conocimiento para generar impacto positivo.
Muchas veces nos paraliza la idea de no tener todo resuelto, de no ver el camino completo. Pero las carreras rara vez se construyen desde la certeza. Se construyen desde la curiosidad, desde la coherencia con lo que te mueve, desde la confianza de que cada paso, por pequeño o incierto que parezca, te está acercando a algo que todavía no ves con nitidez.
Así que, si estás empezando o transitando un momento de cambio, no te obsesiones con tener “la respuesta correcta”. Enfócate en detectar qué te impulsa. Qué temas te generan preguntas. Qué tipo de problemas te dan ganas de resolver. Eso, aunque parezca poco, es mucho. Porque las brújulas internas rara vez se equivocan.
2. Antes de cambiar el comportamiento de los demás, hay que entender el propio.
Cuando empecé a interesarme por las ciencias del comportamiento, no fue solo porque quería entender a las personas, sean clientes, usuarios o ciudadanos. La curiosidad venía también de algo más íntimo: quería entender por qué yo hacía —o no hacía— ciertas cosas.
Aprender sobre sesgos y heurísticas no solo me dio respuestas, sino también herramientas para mejorar. Empecé a diseñar mi entorno, mis rutinas, mis decisiones. Me convertí, sin darme cuenta, en mi primer experimento conductual.
Y eso es para mí lo que nos engancha de verdad a este enfoque: no se trata solo de intervenir el comportamiento de otros, sino de utilizar las herramientas empezando por una misma. De reconocerse dentro del mismo sistema que queremos transformar.
Si no sabes por donde empezar, quiero dejarte esta pregunta:
¿Cuál es el comportamiento más pequeño que puedes cambiar hoy para acercarte a la persona que quieres ser?
Esa toma de conciencia no es menor. Al contrario: es el principio de todo. Porque no se puede diseñar para otros desde la ilusión de que nosotros sí somos “racionales” y los demás no. Entender que también estamos influenciados por factores psicológicos y contextuales nos conecta con una mirada mucho más empática y humana. Y es justamente desde ahí que se vuelve posible generar un cambio genuino en nuestros clientes. No desde la corrección, sino desde la comprensión. No desde la teoría, sino desde la experiencia vivida.
3. Aprender a mirar como diseñadores del comportamiento.
Con el tiempo entendí que el valor del diseño conductual no está solo en intervenir, sino en observar mejor. No se trata de aplicar “sesgos” como recetas, sino de cultivar una mirada más aguda, empática, estratégica. A veces, lo más transformador no es cambiar un comportamiento, sino cambiar la manera en que una organización piensa los problemas de negocio y los traduce a objetivos conductuales.
Entonces, el mayor valor de las ciencias del comportamiento está en el enfoque: observar sin juicio, formular buenas hipótesis, testear con rigor, traducir datos en decisiones. Ese cambio de mentalidad —de expertos en “intervenciones” a facilitadores de cambio sostenido— es lo que realmente marca la diferencia.
4. Construir desde lo que existe para mejorarlo.
Muchos participantes a la masterclass me preguntaron cómo empezar a innovar en sus trabajos usando las ciencias del comportamiento. Mi respuesta suele ser esta: no hace falta inventar nada desde cero.
A veces creemos que para innovar hay que tener una idea revolucionaria. Pero el verdadero reto (y la verdadera oportunidad) está en intervenir en lo que ya existe —procesos, productos, marcas, estructuras— y hacerlo más humano, más efectivo, más consciente.
Por eso, no hace falta esperar el proyecto ideal. Empiezas con lo que tienes cerca y pregúntate: ¿qué parte de esto podría funcionar mejor si lo miráramos desde la perspectiva conductual? La oportunidad está ahí.
5. Una cultura que impulsa, no que limita.
En otro artículo, comparto las 05 etapas para llegar a trabajar en Behavioral Science desde mi experiencia. Representa los diferentes caminos que se pueden tomar para crear una carrera en ciencias del comportamiento. Sin embargo, es importante reconocer que nada de este recorrido lo hice sola. Si miro hacia atrás, no puedo separar mi evolución profesional del entorno que me acompañó. Y en mi caso, ese entorno fue BeWay.
En estos cuatro años, la cultura de BeWay fue mucho más que un contexto de trabajo: fue un espacio que me retó, me cuidó y me empujó a crecer. Rodearme de personas que valoran la curiosidad, que te invitan a pensar mejor, que no temen a la retroalimentación ni al error, marcó una diferencia enorme. Me permitió probar cosas nuevas, moverme entre roles, construir una carrera no lineal pero muy coherente con lo que me interesa y me mueve.
A veces hablamos de diseño conductual como si solo se aplicara hacia afuera. Pero también se aplica hacia adentro. Y elegir bien el lugar donde trabajas, rodearte de personas que te inspiran, crear un contexto que te habilita a aprender y contribuir... eso también es una decisión conductual. Una de las más importantes.
Silvia Cottone
Behavioral Science Consultant & Worldwide Speaker
¿Te interesa este enfoque? Si te interesa aprender más sobre cómo diseñar estrategias, experiencias y organizaciones desde las ciencias del comportamiento, puedes escribirme a silviacottone@beway.com o seguir el trabajo de BeWay Consulting en www.beway.com y en LinkedIn @bewayconsulting.




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